Ha pasado ya una semana, hasta
que por fin me puedo volver a poner en frente del papel, gracias a una tormenta
de aire que no me deja dormir, y quizás algo más que está alterando mis ritmos.
De esa primera visita cuando
sucedió el diagnostico, la verdad cada vez recuerdo menos, después
de la exploración creo yo que por el tamaño de mi invasor, la siguiente etapa
fue ordenar varios exámenes, entre ellos el que se convirtió en el más
importante para mí en ese momento y es el que llaman PET ( PET significa Tomografía por Emisión de Positrones y es una
técnica de medicina nuclear en la cual se emplean radiofármacos marcados con
emisores de positrones que permiten obtener imágenes bioquímico-metabólicas del
cuerpo humano) en castellano seria el examen que diagnosticaría si había
metástasis en axila, ganglios o algún otro órgano de mi envase. Una resonancia
de pecho, otra mamografía y la inserción de un marcador, el marcador es la
chincheta que se deja en el tumor para que, si todo va bien, y el invasor se
va, quede localizada la parte afectada. (mi mente dibujó un post it rosa flúor es
el interior de mi pecho izquierdo) El doctor me dice ese mismo martes que el
comité de oncología es el día jueves y aunque tiene claro el tratamiento, se va
a someter a debate. En este momento creo recordar 8 meses de quimio terapia,
cirugía y el resto dependería de los resultados obtenidos, vamos, que no se
sabe si esto paraba o podía alargarse a más.
De allí me voy con unos cuantos
folios, y paso a la consulta de enfermería siguiendo el protocolo. Allí dos
enfermeras jóvenes muy majas me cuentan que hay grupos de apoyo, y me informan
a grandes rasgos los efectos secundarios del tratamiento, haciendo, como no
podía ser de otra, forma énfasis en que me recortara la melena que tanto me había
costado dejar crecer. Me indicó que hacían talleres online para aprender a
colocar el pañuelo y que no recomendaba la peluca o si, pero de pelo natural,
ya no lo recuerdo. (hacia menos de 30 minutos me habían informado del cáncer y
ya podía hacer taller de pañuelos, soy algo coqueta, pero pienso que era un
poco precipitado) Y recordaba la frase que solté en más de una ocasión días
anteriores al diagnóstico, “antes muerta que sin pelo” ¡Que ironías, pero que
no falte el sentido del humor! ¡Ya que sigo pensándolo! Ella también se puso en
marcha con las citas ordenadas por el doctor y como seguíamos con la resaca de
“Filomena” no había quien respondiera a los teléfonos en todo el hospital. Así
pues que me envió a casa y dijo que me llamarían para los posteriores exámenes,
a lo que pensé que pasaría tiempo.
Si soy sincera, no recuerdo
salir de allí compungida ni asustada, más si meditabunda ya que mi cabeza
estaba trabajando aceleradamente pensando cómo iba a evolucionar esto, cuanto
tiempo tardarían los exámenes, cuando empezaría, si podría buscar alternativas,
porque quiero recalcar que siempre pensé que la quimioterapia sería la última
de mis opciones llegado el caso, y con esto reitero que para tomar este tipo de
decisiones hay que estar en la situación, no se vale imaginar, no se vale
programar, no se vale casi absolutamente nada de lo que hayas pensado antes de
que digan esas palabras: “tienes cáncer de mama” desafortunadamente aquí lo
vivido desde la periferia de familiares y amigos no tiene absolutamente nada
que ver con este momento, salimos por fin y de camino al coche la primera
reacción fue un mensaje a mi familia, algo escueto, pero nadie sabe por lo que
estás pasando, casi que llega un momento donde tienes más dificultad para
comunicarlo que para encajarlo, tenía claro en ese momento que no quería
hablar, y es cuando necesitas más que nunca que respeten tus silencios, no
quería abrir la puerta de entrada a la pena, dolor o a la lástima, así que
preferí ir al trabajo.
De camino mi pareja realizo un
par de llamadas, una de ellas muy importante a sus grandes amigos biólogos P
& G para pedirles concejo, y su ayuda ha sido vital para este proceso,
porque todo ha pasado muy rápido, tan rápido que creo que el único tiempo que
he dedicado a encarar este nuevo rumbo y reflexionar; es éste momento que uso
para escribir, tampoco por que quiera parecer dura, por que como dice el dicho
popular, la procesión se lleva por dentro, pero estoy también convencida que en
estos momentos la actitud ante la avería y la vida son lo más importante, llego
el momento de aplicar lo que predico y obrar en consecuencia, pensaba que me
cuidaba para que no sucediera, pero igual solo me preparaba.
A última hora ya en el trabajo,
agradecida de haber perdido toda la mañana porque la tarde estuvo entretenida,
lo que ayudo a que mi mente estuviera ocupada y de paso a dejar reposar toda la
información recibida.
Olvide decir que de camino ya
me habían llamado y tenía el PET programado para el día siguiente, al que luego
me acompañaron mis dos hijas de 25 y 28 años que aún están en el proceso de asentar lo que va sucediendo. Por aclarar para quien no me conoce, yo ahora tengo 49 años, en Marzo hago los 50 que espero poder celebrar, ya que los 49 la he pasado aislada por el confinamiento.
Para este examen y los
posteriores como el del escáner de pecho me ayudó muchísimo la meditación, ya
que las posturas Superman no son especialmente cómodas ni boca arriba ni boca
abajo y ante unas máquinas terriblemente ruidosas logré relajarme y
que el tiempo pasara muy rápido, solamente con control de respiración 3
segundos inhalo 7 segundos exhalo o frecuencia 5/10 aprendida con las técnicas
de meditación de Rene Mey es suficiente para mantener la tranquilidad, lograr
estar inmóvil los 30 o 40 minutos que duran para que no se tenga que repetir.
La meditación y control de respiración no solamente me han servido en estos
exámenes, me han ayudado a mantener la calma, a estar centrada en el momento
presente y ocuparme de mi envase. Recordar la fábula del gato y el ratón, eso
creo que es clave para sobrellevar estos momentos de la mejor manera posible,
estoy comenzando y sé que esto trae cada día su propio afán, pero quiero ser lo
más optimista posible, sé que ante esta adversidad no cabe la derrota
anticipada, porque es la que te va seguramente a dificultar la recuperación,
tampoco quiero ni pretendo banalizar la enfermedad, solo quiero transmitir mi
propia vivencia, mi propio proceso y si esto algún día lo lee una sola persona
que se siente derrotada por alguna enfermedad y le puede ayudar en cualquier
proceso a dar fe y esperanza me sentiré recompensada. No puedo decir que esto
me haga valorar más la vida, la vida la tengo sobrevalorada, soy de las que se
emociona profundamente con cada amanecer, tengo mil fotos de cada atardecer, me
maravillan los árboles, los animales, hago fotos hasta de las hormigas, me
apasionan las flores, me tomo la molestia de escoger las piedras que van a
rodear la vieja encina, me maravilla la luna en todas sus posiciones y colores,
he viajado, he tenido la oportunidad de ser madre joven y disfrutado de mis
hijas, me gusta estudiar, aprender y reflexionar, debatir poco, porque me trae
mucho desgaste energético y desafortunadamente la humanidad todavía carece de
empatía, y juzga, así que como dirían algunos de los maestros que han pasado
por mi vida, la información a cada quien le llega en su momento, si es
receptivo hablas y si no mejor callas, esto me ha ahorrado muchos disgustos. En
definitiva, no siento que lo haya hecho todo pero que si mi destino fuera otro
del que espero y deseo durante este proceso, creo que he podido saborear la
vida, con todos sus sabores; dulces, salados, amargos de los amarguísimos y
ácidos, y en la medida de las posibilidades que he tenido en cada momento no me
he privado de nada que quisiera hacer con amigos, familia y parejas. Siempre he
pensado que era mejor arrepentirme por hacer algo que quedarme con las
ganas de saber qué hubiera pasado.
Volviendo al hilo secuencial, estábamos en el PET, ese día no más novedades, día siguiente voy a trabajar y
me llaman del hospital que este allí en dos horas para los dos restantes
exámenes; resonancia de mama y lo que os conté anteriormente del marcaje, con
su correspondiente mamografía. La primera me había pillado de sorpresa, pues la
segunda también, solo que controlé un poco mejor la respiración. Ese día me fue
a buscar mi hija mayor y luego vuelta al trabajo, ya acumulaba retrasos y temas
por resolver, además veía que no había mucho tiempo para organizarme, se había
sumado esa mañana una nueva cita con mi actual oncólogo para el día siguiente
viernes en la mañana gracias a la mediación de nuestros amigos. Esa tarde
también fui a ver a mi doctora de cabecera a contarle todo lo que estaba
pasando y a intentar que viera en su ordenador los resultados del PET, pero no
habían salido, era lo único que si reconozco me tenía algo inquieta, me sugirió
que cogiera la baja laboral, pero le dije que prefería esperar y hablarlo con
mi director general. Lo poco que pude acudir al trabajo esos días, fue
reconfortante ver el apoyo de mis compañeras, que aparte de su solidaridad,
apoyo en mi propio trabajo y mensajes me hicieron echar unas cuantas risas.
Confío en estar haciendo las
cosas bien, creo que tengo una legión de ángeles ayudando y coordinando para
que esto vaya encadenado, desde el día martes ha sido un engranaje que no para,
todo rápido organizado y acelerado, pero sorprendentemente perfecto, esperemos
que sea lo conveniente.
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